Tengo el corazón lleno de mareas vivas y los ojos de salitre.

lunes, 24 de enero de 2011

No me dí cuenta


Me asustaba del frío

sin viento

y del viento helado


en cada

cruce

de calles.


Me escondía de la

rutina de sonrisas

Y ni me dejaba ver

por los caminos de nadie.


Me asustaba de ti, de ti

y de ti.


Temblorosa buscaba

el desierto de las voces,

allí dónde mi voz

cobrara fuerza…


Me asusté de tu luz,

me escondí en tu ausencia

y te borré de cada reflejo

para deshacerme del miedo.


Temblar asustada

y esconderse

de todo…


No me dí cuenta

de que el mounstruo era yo.



martes, 11 de enero de 2011

Sólo quien se quiere

Busco caminos barridos de tristezas,

sin trampas

ni cartones.


Me oculto en las esquinas de las manos vacías.

Pujo por las lunas llenas, arriesgándolo todo


sólo a veces.


Descoso el pasado que se adhiere al presente

cuando no es bienvenido en el recuerdo


y me arropo en la cama intentando

desvestirme de las imágenes que me sangran.


Regalo a Némesis, diosa de la venganza

mis mierdas y mis enfados

y me convierto en ser alado

que aprende a volar, aunque torpe.


Ya no visto de invierno

aunque tenga las manos

frías.


Ya no soy noche oscura

aunque me falte la luna

llena.


Abro mis cerrojos,

cierro los pozos sin fondo

y subo del inframundo

de lxs desdichadxs,


pues me tengo y quiero,

sí,

quiero tenerme.


Porque solo quien se quiere

puede llenar su vida

de los besos que suspira,

de caricias que le vistan


y vestir otros ojos con sus caricias

y besar a esx otrx, que suspira

por sus besos.



domingo, 9 de enero de 2011

Respirar

Sabía a qué sabían

los besos repletos de verdades.

Supe reconocer en los ojos

las ganas de compartir

mi mundo de caricias

y de versos.


Sabía lo que era una sonrisa,

las manos que desvisten las tristezas.

Supe reconocer el final de cada cuento,

aunque no cómo poner fin

al lamento,


sustantivo que inundó de lágrimas

el salón de los poemas

a puerta cerrada.


Y me encerré en un mundo

sin reflejos.

Vendí mi luz a cambio

de volver a respirar


Y, en la penumbra

de la soledad forzada,

aniquilé mi rostro

ocultando mi mirada.


Semáforo en ámbar

fui.


Crucé deprisa

y perdí.


Ahora busco

verde

y cruzo.


Los nudos los deshago

y si no puedo,

pido ayuda.


Sé lo que es sonreír

aunque me cueste.


He recuperado

un poquito de mi luz

y con paciencia espero más.


Tal vez las fuerzas vuelvan

y ya no tenga que pagar

ningún precio por respirar.




miércoles, 5 de enero de 2011

Ahora

http://www.youtube.com/watch?v=CgYnRh8ACGQ


¿Y qué

si no tengo

a quién llorarle? No espero

caer en la rutina

del llanto

si es lo que temes.

Me gustas

y asusta

el temblor que me entra

por no fumar en los bares.

Es la ansiedad que me acecha

por verte de cerca,

tan lejos.

Es el sueño que despierta

de imaginar los paseos

de agosto.

Paseos que pinto

y no existen.

Que nunca serán,

y desvisten

deseos de adolescente

que vuelven

como si hoy fuera ayer

y mañana un futuro

que no encotrará

en mis calendarios

rugir más real

que el de un deseo

que te muestro

y sonríes,

pero desechas.




Ser


Quise salir corriendo

lejos

de mi misma

hacia

el

mundo

sin

v

é

r

t

i

g

o

,

Pero mis piernas eran plomo.

Cuando pude correr,

pensé en volar al paraíso

de la sonrisa eterna

pero tenía las alas

llenas de polvo,

atrofiadas, casi

como flores marchitas

y dentro de mí

sólo había lágrimas.

Quise, soñé y pensé tantas cosas.

Luché contra mí pero conmigo.

Flagelé mi conciencia

con ladrillos

lapidando mi camino

-sin importar

cómo

fuese

su

trazado-.

Me convertí

en autómata de un mundo

asesinamente circular

y cerré todas las ventanas

de mi realidad.

Negro y opaco

eco de suspiros

vacíos pero llenos

de tiritas despegadas

De un pasado mal curado.

Ojos despintados

y cerrados,

y un pozo

amenosdemediopaso.

Y

c

a

í

.

Y fue desde ahí abajo

que mis ojos comenzaron

a ver rayitos de esperanza

y, falta de otra cosa

que no fuera yo misma,

descubrí que mis alas

marchitas florecían

y el polvo desaparecía.

Y aún sigo

en el pozo

pero ya soy capaz

de tocar con la punta de los dedos

la superficie.

Soy capaz de comprender

que contra mí sólo yo pierdo.

Me pierdo a mí, pierdo mi vuelo,

mi alma, mi vida.

Mi vida, que es mía

tanto como yo de ella,

obviedad difícil de aceptar

cuando intentamos

“ser” a contracorriente.


lunes, 3 de enero de 2011

Al menos

Pongamos que, al menos,

tengo una foto tuya.

Que recuerdo, con tan solo

cerrar mis ojos, el terciopelo

de tu piel,

tu sonrisa de luna menguante

y el perfume de tu mirada.

Digamos que te encuentras

al otro lado de la pantalla

tratando de descifrar

el enigma

que guardo entre mis versos,

tan solo porque no tienes

nada mejor que hacer.

Pobre infeliz que malgasta su tiempo

en escribir a alguien que no existe,

pensarás. Al menos

cuando soy poeta

puedo permitirme el lujo de inventarte.




Salitre


Tengo arena en los zapatos

el alma encogida por el frío.

Me descalzo y dibujo con los pies

una nueva melodía de miradas.

La marea sube y sol se vuelve mandarina,

vitamina C para la piel marchita.

Respiro la brisa del recuerdo

mientras me desnudo en la orilla

del ahora.

Sí, soy otra yo que soy la misma.

Voz color morado,

risa desatada por trompetas de guerras absurdas

enterradas por fin, silenciadas por las olas.

Sola en soledad de compañías,

arropada por abrazos de mareas vivas.

transparente barca llegando a su puerto.

Soy la misma yo

desde otro horizonte.

Aquella de los ojos que saben a salitre.